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Reflexiones sobre la vida y el día a día

Y Mubarak dijo... no


Egipto es, en estos días, un país convulso, como lo fuera no hace mucho su vecino Túnez. Algo está cambiando en el mundo árabe y en estas últimas semanas lo estamos viviendo mucho más de cerca. Parece que poco a poco el sistema comienza a ceder. Mubarak, que lleva la friolera de 30 años en el poder, se niega a dimitir e insiste en seguir al frente del gobierno, lo que está provocando que la crispación aumente y que el ejército se haya visto obligado a ocupar una posición de intermediario entre el gobierno y el pueblo. (Aquí hay más información)

Sin embargo, a pesar de los grupos favorables a Mubarak, los egipcios lo quieren fuera, y muy mal se les tiene que dar para no conseguirlo. Tras el ejemplo vivido en Túnez, que hacía presagiar un efecto en cadena, aquí tenemos los primeros efectos. Eso sí, ayer vivimos una jornada bastante aciaga para los detractores del régimen. Cuando todo parecía indicar que el presidente se dirigiría al pueblo en un comunicado para dejar su cargo, cuando muchos lo daban por hecho y lo celebraban en las calles, la noticia de que Mubarak no piensa ceder cayó como un jarro de agua fría (aquí más información). Aún no está todo conseguido.

Todo cambio brusco tiene sus pros y sus contras. A lo largo de la historia no faltan sucesos similares a estos, y lo cierto es que en la mayoría de los casos los cambios suceden así, con dificultades y con protestas. El lado malo de todo ello es que siempre hay consecuencias. De momento, estas revueltas se han cobrado ya varias víctimas mortales y cientos de heridos de diversa consideración. (Aquí una noticia al respecto).

Es, sin duda, la parte negativa de toda revuelta, que una vez más nos demuestra que cuando el pueblo quiere un cambio, o lo hace por las malas, o los poderosos siguen abusando de éste. Todo parece indicar que al final acabarán consiguiendo su objetivo, y que otros países seguirán su estela, pero desde luego el proceso no es nada fácil. Estamos sin duda en un momento de gran trascendencia, no sólo en el mundo árabe, sino en todo el planeta. Esperemos que el resultado sea el más favorable posible para todos.

Actualización: Pocas horas después de publicar esta entrada pudimos conocer que, finalmente, Mubarak deja el poder en manos del ejército (más información, aquí). La transición se hará sin él presente, para alegría de sus detractores. Empieza una nueva etapa en Egipto que ojalá que sea muy positiva para sus ciudadanos.

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