500 palabras o menos

Reflexiones sobre la vida y el día a día

Amor, amor...


Un año más, llegó un día marcado en rojo por muchos en el calendario (para unos en rojo pasión, para otros en rojo de advertencia de peligro): el día de San Valentín. El día del amor y los enamorados, y por supuesto también el de El Corte Inglés. Algunos han deseado que llegase este día con gran impaciencia, mientras que otros lo han estado temiendo. Los primeros, por estar dentro del grupo de los considerados 'afortunados' por tener en este día pareja con la que compartir regalos y arrumacos; los últimos, por estar en el caso contrario y sentir un poco más presente si cabe un vacío que llevan dentro cada día.

Para aquellos que se dejan llevar por el espíritu romántico y festivo resultará de lo más especial: que si un regalito por aquí, una sorpresa por allá, una cenita a la luz de las velas para celebrarlo y a saber qué cosas más después. Es, sin duda, un momento propicio para demostrar a aquella persona a la que amamos cuánto significa para nosotros, por qué la elegimos a ella y no a otra.

Sin embargo, cada 14 de febrero, entre tanta parafernalia y consumismo efímero, me vienen a la cabeza una serie de preguntas: ¿Por qué esa obstinación en hacer creer que es tan importante este día en concreto? ¿Por qué la gente se desvive por su pareja y es capaz de hacer auténticas locuras -siempre 'en nombre del amor', eso que quede claro- en un día como éste? Y, sobre todo, ¿por qué una vez pasada la noche en la mayoría de los casos se vuelve a la más absoluta de las rutinas o, lo que es peor, al hastío, y se olvidan estas ñoñerías hasta el año siguiente? Es algo que se me escapa, pero que indudablemente me resulta, a todas luces, muy triste.

Y es que si se quiere a alguien de verdad se le quiere cada día, cada hora y cada minuto. Con cada latido de corazón, con cada pequeña respiración. Se le quiere siempre, y por tanto siempre es buen momento para demostrarle lo que nos importa. Dejar las muestras de cariño, los regalos o cualquier acontecimiento especial para un día concreto, aparte de forzado y poco natural, lo veo bastante decepcionante, y más una obligación o imposición exterior que convencimiento propio. No digo con ello que haya que renegar de este día y evitar las muestras de cariño. Todo lo contrario, pero sería interesante hacerlo no por ser el día de San Valentín, sino simplemente porque es un día más que nos brinda, como cualquier otro, una nueva oportunidad para agradar a quien queramos.

Sólo me queda felicitar a los enamorados y desearles un buen y feliz día. Pero eso sí, no olvidemos que mañana, aunque no lo hayamos marcado en rojo, también será San Valentín.

1 comentarios:

Estoy totalmente de acuerdo contigo. El amor y el cariño hacia el ser amado se ha de demostrar día a día y no un día concreto al año y además forzado. Hace tiempo que no le doy importancia a este día, y además coincide con el cumpleaños de mi marido, así que prefiero celebrar su día. Me importa más el amor, cariño, respeto que nos demostramos día a día, que un día concreto. Prefiero un regalo cualquier día del año sin venir a cuento, que un regalo obligado ese día. Prefiero una cena sorpresa que una cena programada.

Para aquellos que se sienten más solos en un día señalado como hoy decirles que todo llega, pero que miren a su alrededor y verán que no están tan solos, que seguro que tienen amigos que les quieren mucho así como familiares. Estar en pareja no siempre es el fin de la soledad pues ¡cuantas personas hay que se sienten solas aun con pareja!

Aunque mi mayor deseo es que todos encuentren a su media naranja y vivan felices.

Un beso.

 

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