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Reflexiones sobre la vida y el día a día

El frío es lo que tiene...


Un compañero inseparable estos días
Hay épocas del año para todo, y ésta en la que nos encontramos es especialmente propicia para algo de los que muy pocos se libran año tras año: los catarros y gripes. Entre el frío ambiental y los contrastes de temperatura entre la calle y la casa/oficina/comercio o similar, es fácil acabar pillando alguna enfermedad de este tipo.

Los principales problemas que acarrean no son de salud, puesto que por lo general duran unos pocos días y se curan sin mayores inconvenientes, pero ocasionan un montón de malestares diversos que hacen que nuestro día a día sea bastante más incómodo de lo habitual y acabemos hartos de esa situación. Y si en lugar de un catarro esporádico somos de los que los cogemos con frecuencia, resulta bastante más exasperante.

Aunque hay medicamentos para sobrellevarlo de alguna forma (que no curan, pero al menos alivian los síntomas mientras los tengamos que sufrir), los remedios de la abuela, tan antiguos como básicos, siguen siendo de las mejores alternativas. Por muchos sobres y pastillas que nos tomemos, no hay nada mejor que evitar salir a la calle, tomar bebidas calientes y pasar en la cama el mayor tiempo posible, resguardados del exterior. Claro que no todo el mundo puede permitírselo, y en estos casos no hay nada como la resignación y un poco de optimismo para hacerlo lo más llevadero posible.

Resulta curioso, sin embargo, que sean los urbanitas los más propensos a los resfriados. La gente que vive en zonas apartadas de las grandes ciudades, en el campo o simplemente en lugares menos concurridos, sufren estas inclemencias con mucha menor frecuencia. Una de las causas principales es el hecho de que hay un menor contacto humano, y las aglomeraciones (en las que un enfermo puede contagiar a un montón de sanos) son menos frecuentes.

Pero también la contaminación ambiental, una dieta poco equilibrada o el sedentarismo, por nombrar unos cuantos, favorece que nuestro sistema inmunitario sea más débil frente a agresiones externas, y acabemos por pillar más afecciones que aquellos que llevan un estilo de vida más sano. Si las grandes ciudades de por sí tienen sus inconvenientes, aquí tenemos uno más que añadir a la lista.

Una vez que nos acatarramos ya no hay vuelta atrás, pero si tomamos algunas precauciones básicas es posible que la frecuencia se reduzca, aunque sólo sea un poco, y eso que habremos ganado.

1 comentarios:

La mayoría de los años me vacuno contra la gripe debido a mis problemas de asma. Este año, después de la vacuna he estado bien mala, hasta el punto de decir que el año que viene no me vacuno, pero mira desde ese día no he cogido ni un solo catarro así que aunque lo haya pasado mal al principio del invierno, ha merecido la pena.

 

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