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Reflexiones sobre la vida y el día a día

Y llegó el final de las fiestas

Las navidades tocan a su fin, y por ello comienzan las tareas de recogida de los adornos navideños. En las calles casi vacías -aunque llenas aún de una colorida mezcla de caramelos triturados y serpentina pegada- y en los centros comerciales, hoy cerrados, podemos ver todavía las luces de colores, las guirnaldas y las felicitaciones. Sin embargo, el día de mañana dará paso a un rápido proceso de desmantelamiento que hará que estos días pasados se antojen lejanos en el tiempo.

En las casas también es momento de recogida. Ya el árbol de navidad se devuelve al trastero, las luces se guardan en alguna caja y las figuritas del belén se vuelven a empaquetar y guardar para no volver a acordarnos de ellas hasta el mes de diciembre próximo. Por lo general este proceso se hace de forma rápida, casi como un tajo de navaja, y en pocos minutos aquí no ha pasado nada. Es momento de pasar página y volver a los quehaceres cotidianos.

Sin embargo, son muchos los productos que van a parar a la basura en estos días: los montones de papeles de regalo, las cajas de todo aquello que hemos ido comprando, los árboles de navidad que se han estropeado, los adornos comprados en la tienda de los chinos de la esquina, que son prácticamente de un solo uso y la mitad están ya casi rotos, el confeti, los globos, la ropa usada que ya no nos pondremos porque la sustituiremos por la nueva que nos han regalado y, por supuesto, buena parte de esos dulces navideños que han ido quedando en el fondo del cesto día tras día y que ya hemos llegado a la conclusión de que a nadie le gustan y que no habrá quien se los coma.

Es por tanto buen momento para intentar ser prácticos, al tiempo que matamos dos pájaros de un tiro: podemos echar una mano a los menos favorecidos y al mismo tiempo al medio ambiente -evitando, en la medida de lo posible, generar más basura de la estrictamente necesaria-. En muchas ocasiones aquello que nos disponemos a tirar podemos reutilizarlo, y en caso de que no fuese así, puede haber quien, por su falta de recursos, no haya podido disfrutar de aquello que nosotros hemos desechado y les pueda ser de gran utilidad. Es momento de seguir practicando esa solidaridad que tanto se pregona durante los días de navidad pero que una vez terminada, lamentablemente, parece que pasa de moda y ya no es tan necesaria.

A nosotros no nos supondrá ningún esfuerzo, mientras que habrá a quienes podamos echarle una mano y arrancarle una sonrisa. Es, por tanto, un momento estupendo para alargar, aunque sólo sea por unos pocos días más, ese ‘espíritu navideño’ que no sólo beneficiará a los más desfavorecidos, sino también al medio ambiente.

1 comentarios:

Yo no he tenido problema con los adornos...porque no he puesto ninguno jijijiji

 

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