Resulta un tanto triste ver cómo día tras día la historia se va repitiendo, dejando un rastro de muerte y de familias destrozadas. Claro que esto no es exclusivo de Galicia, pero cuando la frecuencia y la similitud de los accidentes es tanta resulta cuanto menos extraño. Más información aquí.
El acto de conducir ya es de por sí peligroso, tanto para los que van dentro como para los que están fuera del vehículo. Pero si a ello se le añaden otros factores en contra como carreteras secundarias con muchas curvas y con árboles junto a los arcenes, pavimento en mal estado, climatología adversa y coches de gran cilindrada, el riesgo de sufrir un percance se eleva sensiblemente, lo que debería llevar aparejado, como mínimo, un aumento en la prudencia y en la formación de los conductores para evitar estos resultados.
Todos tenemos alguna responsabilidad en este asunto, y por ello todos debemos poner nuestro granito de arena para evitar que historias como éstas se repitan indefinidamente. Enseñar a los pequeños a ser responsables y cautos en materia de circulación, formar mejor a los futuros conductores, concienciándolos de los peligros y las consecuencias que se derivan de una conducción inadecuada y mejorar el trazado de las carreteras son medidas básicas para conseguirlo, y cuanto antes se empiece a trabajar en ello antes obtendremos resultados positivos. Porque aunque parece que lo que se ve en la televisión nunca nos pasa a nosotros, puede llegar el día en que nos toque vivirlo de cerca.
Y es que si miramos hacia otro lado, como si la cosa no fuera con nosotros, acabaremos viendo cómo las carreteras, especialmente las gallegas, terminan por convertirse en improvisados cementerios.
0 comentarios:
Publicar un comentario